Comienzo a creer que ser chilena no es malo, tiene sus contradicciones, pero no es totalmente malo.
Por un lado tenemos la diversidad cultural y microcosmos infinitos de expresión, por otro lado la injusticia de "igualdad" y la absurda palabra "democracia".
Este país nunca fue de nosotros, y nunca lo será, aunque nos duela esta realidad; la única verdad es que si fuésemos chilenos reales hacia el sur se hablaría mapudungun, viviríamos de la tierra, los sabios serían los ancianos, al norte la cultura del carnaval seguiría, aquí en el centro tendríamos valles, plantas, aire puro....
Nunca fuimos dueños de nuestro país, primero los huincas nos repimieron, mataron a nuestra gente por proteger sus tierras, sus creencias, nos aplicaron el dogma católico, siendo que adorábamos la naturaleza, estrujaron nuestras tierras, las hicieron llorar. Nos dominaron, nos mandó gente de afuera, españoles, y digamos que el cuento no ah cambiado mucho, ahora son los gringos.
Todos los políticos llevan apellidos extranjeros, nadie ve un mapuche, un nortino, alguien de color en la moneda, todos con sus doctrinas amenazantes, construyendo capitales y enseñando a gastar para vivir.
Hoy me alegro de venir de un pueblo que piensa en la naturaleza, que no impide la expresión, que enseña el culto a la tierra y la unión de las familias, hoy todo es caos y corrupción, entre los jóvenes criados para no pensar y ser mandados....
Para vivir en mi país hay que tener tres cosas muy claras, primero: nada es tuyo, segundo: hay gente buena que esta en extinción por pensar diferente al que manda y tercero: hay cultura, diversidad, libre expresión y hermandad en las calles, en las familias, en los ancestros, no en Yingo, no en la televisión, no en los hombres de trajes que no entienden cuanto pasan a llevar a los reales dueños de Chile.
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