martes, 11 de febrero de 2014

Experimento n°2

Prólogo:
Por primera vez después de mucho tiempo hoy me aguanté las ganas de llorar. Realmente sentí que abandonaba una parte de mí, con el tiempo veré si sigo actuando así (uso el termino "actuar" porque es una parte natural de mi personalidad llorar).
Quise aguantar el llanto por dos razones fundamentales, primero considero que mi llanto es una parte de mi personalidad que nunca me ha gustado junto con mi sensibilidad, antes pensaba que sería mucho mejor para todos los que me rodean (sobre todo para ti), pero con el tiempo aprendí a amarme y valorar esta parte de mi, puede resultar tonto o incomodo para algunas personas pero creo que nadie puede amarme sin amar mi llanto, es parte de mi...y segundo, siempre siento que en las discusiones (desde las complejas a las mas simples) mi llanto siempre es algo que empeora todo, tristemente es algo que muchas veces no puedo controlar, la angustia y la pena me consumen a causa de mi irritable hipersensibilidad, me gusta desahogarme y expresar lo que siento, algunas veces me gustaría ser mas dura, ser un poco mas razonable..pero a la larga también perdería algo de mi, algo que considero importante.
Ahora...por lo pronto no sé que hacer, ni sentir, creo que aun tengo pena y mi alivio eres tu...un perdón, un abrazo, un beso largo, un "no llore más" acompañado de una caricia.

Las gotas de lluvia son lágrimas del cielo.
Siempre me he preguntado que tan feliz sería siendo una gota de lluvia. Me gustaría caer desde los cielos y tener esas vistas panorámicas que solo Dios tiene, mirar a mi alrededor y ver mas gotas cayendo, todas muy parecidas a mi, competir por quien llega más rápido...entonces en ese frío deceso de pronto me pregunto contra que chocaré..¿estallaré contra el pavimento?, ¿caeré sobre tu pelo?, ¿alimentaré a una planta?...
Es ahí cuando se me quitan las ganas de ser una gota de lluvia, preferiría ser una de tus lágrimas, para poder recorrer tu mejilla y acariciar tu piel, para ser tus mas profundos sentimientos y la razón de un abrazo que trae alivio.